Richard Branson

El arte de la automotivación

Por: Richard Branson | Publicado: Lunes 10 de enero de 2011 a las 05:00 hrs.
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Richard Branson

P: ¿Cómo mantiene la motivación para generar ideas y ejecutarlas?Gunita Migliniece, Letonia

R: Mis motivaciones han cambiado mucho en los últimos 40 años. Retrospectivamente, resulta claro que ha sido un proceso de largo plazo donde adquirí nuevas motivaciones con el paso del tiempo.

No estoy seguro que alguien hubiera podido predecir mi trayectoria profesional, quizá con la excepción de mis padres. No era un estudiante prometedor, debido probablemente a una dislexia no diagnosticada. Mis padres nunca vieron como limitante mis problemas de aprendizaje. En cambio, me ayudaron a encontrar mis fortalezas enseñándome a buscar constantemente nuevos desafíos. Los éxitos que tuve en los deportes y en mis primeras aventuras empresariales, como una plantación de árboles de Navidad, me enseñaron a ser curioso y también a depender de mi propia persistencia y creatividad cuando surgen problemas.

Ya que no me estaba yendo bien académicamente, el deseo de demostrar mi valor era mi motivación parcial cuando lancé la revista Student, a los 16 años. Mis amigos y yo queríamos que nuestra generación tuviera una voz en las cuestiones del día, especialmente la Guerra de Vietnam.

Empezamos la revista por iniciativa propia y gracias a nuestras convicciones, y nos encantó lo que hicimos. No importaba que estuviéramos trabajando en un sótano de West London, en condiciones de hacinamiento y sin respaldo financiero. Carecíamos de experiencia comercial o editorial, así que simplemente pusimos todo lo que teníamos en la empresa y aseguramos anunciantes y entrevistas. Era un trabajo pavorosamente arduo, pero también nos parecía divertido y emocionante y, sobre todo, era un proyecto en el que creíamos fuertemente.

Esa sensación de diversión, alegría y propósito apuntaló nuestra expansión a la venta de discos y, posteriormente, a poner tiendas musicales. Estas tenían módulos para que los clientes pudieran probar los discos, asientos acolchonados para la gente que quería pasar el rato y el personal era apasionado de la música que vendíamos. Nuestro siguiente paso, al negocio de las disqueras, no fue diferente. Mi amor por la música y preocupación por la gente detrás de ésta garantizó que nunca me faltara motivación.

La recesión en el Reino Unido de finales de la década de 1970 coincidió con un bache en nuestras ventas y falta de canciones exitosas. Para entonces habíamos creado una estrecha comunidad en Virgin, y quería que la gente con la que trabajaba, gente que me importaba, disfrutara su empleo; también me preocupaba profundamente la seguridad laboral. Estábamos registrando pérdidas y tuve que decidir entre consolidar nuestras tiendas y controlar el negocio de la disquera o seguir mis instintos e invertir en artistas nuevos.

Con la esperanza de salir de nuestros problemas financieros vía expansión, compré dos clubes nocturnos e invertí más dinero en nuestra disquera. Su director administrativo, Simon Draper, tenía gran talento, así que lo apoyé para crear la disquera independiente más grande del Reino Unido.

Nuestro éxito resultante en la industria musical nos redimió. La fortaleza de la marca significó que empezáramos a ver más allá de la música en busca de oportunidades comerciales, y aproximadamente en esa época mis motivaciones se volvieron a ensanchar. Con nuestras dos empresas, la vieja y la nueva, estábamos desarrollando una comunidad de clientes, así que mi meta ahora incluía que Virgin se convirtiera en una de las marcas más respetadas del mundo.

En este punto todo tomó forma. Las distintas motivaciones conformaron una estrategia de lanzar negocios que apasionaban a empleados de Virgin, intentar sacudir los mercados y ganarnos la confianza de clientes potenciales. Muchas veces lo logramos al enfocarnos en las principales compañías de sectores establecidos donde sentíamos que los clientes ya no recibían buen servicio. En una rápida sucesión entramos a las aerolíneas, trenes, bebidas, servicios financieros, gimnasios y hoteles.

Durante la última década, mi motivación se ha ampliado para abarcar tentativas filantrópicas a gran escala, dado que el alcance global de los negocios de Virgin Group nos ha puesto en la posición de ayudar a solucionar los grandes desafíos que enfrenta la humanidad. Esto llevó a la creación de Virgin Unite, que coadyuvó para establecer The Elders, el Centro Empresarial Branson y la Sala de Guerra contra el Carbón todas herramientas emocionantes para luchar contra la pobreza, las enfermedades y el catastrófico cambio climático.

¿Qué me mantendrá motivado en 2011? Las miles de personas que trabajan para Virgin, las numerosas personas de todo el mundo que dependen de nosotros y el trabajo de Virgin Unite. También, por supuesto, mi inquieta curiosidad y entusiasmo. Constantemente desafío a mi equipo gerencial con nuevas ideas, innovaciones o negocios que me gustaría iniciar pero de inmediato.

Tal vez se esté preguntando si estas aventuras son apropiadas para un hombre de mi edad -tengo 60 años- , lo que me lleva a mi última regla motivacional: Al diablo con todo. ¡Hagámoslo!

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